miércoles, 17 de febrero de 2010

Tarde o temprano te llegará una crisis

Pero yo no le hice caso. En aquel tiempo, yo estaba en plena explosión artística y sus palabras me resbalaron en los oídos como la lluvia que caía fuera, sobre el asfalto. Pero las recordé más tarde, cuando aquella desconfianza de la que Paco me hablaba y que me señalaba como la causa de que hubiese estado un año sin pintar empecé a sentirla yo, sin saber a qué obedecía ni por qué me invadía de pronto de aquella forma. Quizá pensé en un primer momento, se trataba de una duda pasajera que desaparecería como las nubes cuando la tormenta escampa o como los miedos nocturnos cuando empieza a amanecer.
Pero pronto me dí cuenta de que aquello era algo más serio. Cuando terminé aquel cuadro (en realidad no lo terminé; lo dejé a medio pintar, boca abajo, entre los otros) y comencé a esbozar el siguiente (en realidad era el mismo, sólo que visto desde otra perspectiva), noté en seguida que no tenía la seguridad de antes. Me faltaba, sobre todo, confianza en mis propias fuerzas. Algo que nunca me había pasado hasta aquel momento y que notaba que iba en aumento, en vez de desaparecer.
Julio Llamazares
El cielo de Madrid.
2005

viernes, 12 de febrero de 2010

Anímic


Los acabo de descubrir y resulta que tienen alrededor de 10 álbumes grabados y además, si no me equivoco, autoproducidos.
¿Qué he estado yo haciendo todo este tiempo sin conocerlos?

http://www.myspace.com/animicblog


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lunes, 1 de febrero de 2010

¿Vienen?

A la carrera por la puerta principal y escalones abajo. Cuando iban por la mitad del camino de grava tiró del chico hacia el campo. Se volvió para mirar atrás. Estaban parcialmente resguardados por los restos de la alheña pero sabía que tenían unos minutos a lo sumo y quizás ni siquiera eso. Al final del campo se precipitaron a unos carrizos secos y de allí salieron a la carretera y cruzaron hacia el bosque del otro lado. Agarró con más fuerza todavía la muñeca del chico. Corramos, susurró. Tenemos que correr. Miró hacia la casa pero no pudo ver nada. Si estaban bajando por el camino de grava lo verían correr con el chico entre los árboles. Éste es el momento. Se dejó caer al suelo y lo atrajo hacia él. Chsss..., dijo. Chsss...
¿Nos van a matar? ¿Papá?
Chsss...

Permanecieron tumbados en la hojarasca y la ceniza con el corazón que se les salía de la boca. Él no tardaría en toser. Se habría tapado la boca pero una mano se la tenía cogida el chico y no se la soltaba y con la otra mano empuñaba la pistola. Tuvo que concentrarse mucho para ahogar la tos al mismo tiempo que intentaba escuchar. Hizo un hueco en las hojas moviendo la barbilla, para ver si venían. No levantes la cabeza, susurró.
¿Vienen?
No.
Cormac McCarthy 
La carretera.
2006.