domingo, 21 de marzo de 2010

Se está haciendo cada vez más tarde

Mi Mujer querida:

Quisiera realmente escribirte una carta, un día de estos, una carta total, una carta verdadera y total, lo pienso y pienso cómo sería si te la escribiera: estaría escrita con palabras normales y corrientes, ya desgastadas por las muchas personas que las han dicho  y casi ingenuas, si bien inflamadas por las pasiones de un tiempo. Y atravesando los oscuros estratos de lava y de arcilla que la vida ha ido sedimentando sobre todas las cosas, con ella te diría que yo sigo siendo yo, y que mantengo mis sueños, solo que me despierto al alba y que a veces la mano me tiembla al sostener la pluma y el pincel. Y que también la causa es la misma: la vieja madera tiene el mismo olor y se deja roer por la carcoma, a través de la ventana del mirador entra en verano un haz de luz que dibuja en la pared de enfrente, como sombras chinescas, las hojas de la parra trepadora de la reja, y entonces es hermoso tumbarse en el sillón de mimbre, mientras fuera, en los campos de alrededor, reina la calma del mediodía y los grillos no callan un instante, y son sin duda los mismos grillos , es decir, diferentes e iguales a los de siempre. Y que a finales de febrero, la magnolia japonesa sigue floreciendo, incluso antes de que le salgan las hojas y parece un extraño tiesto de flores confitado en el aire, como eterno. Y con ella, algo más apartada en el jardín, está la mimosa que te gustaba tanto. (…) 
Y además te diría que las veladas son largas, larguísimas, casi infinitas, y lánguidas, pero que mi corazón reacciona como en otros tiempos, y a veces ante una música, un sonido, una voz que pasa por la calle empieza a palpitar como loco, parece un caballo al galope. Sin embargo, si la noche me despierta, como siempre, para calmar esos latidos me levanto y me voy al comedor, enciendo una vela amarilla, porque el amarillo es hermoso en la penumbra, y leo Dulce y clara es la noche, y sin viento, y esas palabras me tranquilizan, aunque el viento fuera sacuda las ramas de los árboles y entonces me digo: lejos de su propia rama, pobre hoja frágil, ¿adónde vas tú? Me lo pregunto e intento volver a quedarme dormido y si no lo consigo reavivo las brasas de la chimenea para que brillen un poco más, y para quedarme dormido pienso que podría escribirte que no sabía que el tiempo no espera, de verdad que no lo sabía, nunca se piensa que el tiempo está hecho de gotas y basta con una gota de más para que el líquido se esparza por el suelo y se extienda la mancha y se pierda.
Y te diría que amo, que sigo amando, aunque mis sentidos parezcan cansados, porque lo están, y ese tiempo que era tan rápido e impaciente, ahora se me hace larguísimo a ciertas horas de la sobremesa, sobre todo a medida que se va acercando el invierno, cuando equinoccio se marcha y la tarde cae a traición y las luces que no te esperabas caen en el pueblo. Y te diría también que he preparado las palabras para mi lápida, no son muchas, porque entre la fecha del nacimiento y la que será de mi muerte todos los días son míos, y he tenido la precaución de dejárselas al hombrecillo que se encarga de estos caritativos servicios, por oficio o por vocación. Y te hablaría además de aquella vez que te vi, mientras tu me enseñabas el paisaje, y tu figurita que destacaba contra el horizonte me pareció lo más hermoso que el mundo había concebido, y me entraron ganas de interrumpir tu sabia descripción abrazándote con el calor de los sentidos que entonces estaban inflamados.
Y además te hablaría de ciertas noches en las que hablábamos de aquella casa en otros ríos que hemos contemplado juntos pensando en que discurrían solos, sin advertir que nosotros discurríamos con ellos.  Y te diría también que te espero, aunque no se espere a quien no puede volver, porque para volver a ser, aquello que fue debería ser aquello que fue y eso es imposible. Pero te diría: mira, aquello que ha sido en todo este tiempo, que parece tan imposible de perforar como cuando el taladro se topa con un estrato de granito, pues bien, todo eso no es nada, no será en absoluto un obstáculo imposible de superar cuando leas la carta que un día te escribiré, ya verás, una carta en la que siempre he pensado, que me ha acompañado durante todo este tiempo, una carta que te debo y que te escribiré de verdad, puedes estar segura, te lo prometo.

Antonio Tabucchi
Se está haciendo cada vez más tarde. 
2001.

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jueves, 18 de marzo de 2010

I have moved into the shadow


The night is closing in
The clouds are frozen still
The birds are feathered down
The churches ring the hour
Where once there was a cheer now stands a sorry crowd
Across the frozen lake
Beneath the tattered flags, a carnival of skates
The scissors scratch their names
Where once I held your hand I cannot bear to stand
This city is a cauldron of blackened snow and strangers
I moved here from the country
I didn’t know the danger
I’m haunted by the bottle
I’m haunted by the angels
In letters from my sister, she asks me how I’m feeling
I say that I am better but I lie in every letter
I have moved into the margin
I have moved into the shadow
Move closer to the fire or else you’ll meet the ghost
I loved you like a brother
I loved you more than most
But still you left me vacant
Still you left me cold.

GA Johnson - Piano Magic
Incurable (EP)
2007

jueves, 4 de marzo de 2010



No sé de dónde he sacado esta imagen con palabras, pero me gusta.